Fragmento de pintura de Sir Francis Drake, ational Maritime Museum, Greenwich, London, Caird Collection, pintado por Marcus Gheeraerts el Joven. Link.

Thomas Cavendish, Sir Francis Drake and Sir John Hawkins, British School, 17th-century, National Maritime Museum, London.

Clic aquí para ver la primera parte, John Hawkins.

Clic aquí para ver la tercera parte: Walter Raleigh.

Francis  Drake es el prototipo de pirata a las órdenes de la reina de Inglaterra.  De origen humilde y creciendo en un ambiente de confrontación entre protestantes y católicos, Drake se vio muy influido por la profesión de su padre, predicador protestante.

Como sobrino de John Hawkins tenía una buena carta de presentación para embarcarse ya muy joven.  En 1566 realizó su primer viaje a costas africanas estrenándose en la trata de esclavos.  En 1567 obtuvo el mando de lo que sería su primer navío, el galeón Judith, que se integró en la tercera incursión de John Hawkins contra territorios españoles en América, que  acabo en un desastre al atacar la ciudad de Veracruz.  Ya se iba viendo la catadura moral de Drake al abandonar a su jefe,  y pariente John Hawkins.  Lógicamente, la amistad entre ellos se resintió.

A la vuelta a Inglaterra y frente la reina, Drake y Hawkins, trasformaron su derrota en un engaño por parte de los españoles, lo que generó una gran indignación entre la población inglesa.  El orgullo de Drake no podía resistir un fracaso como este, por lo que busco y consiguió financiación para una nueva expedición que partió en 1570, al mando de la nave Dragón.  El viaje no tuvo mucho éxito pero su labia le permitió conseguir un importante apoyo de armadores ingleses para realizar nuevas incursiones.

En 1572 parte con dos navíos y 73 hombres, incluidos dos de sus hermanos, Joseph y John. Cuarenta y dos días después intentaron asaltar por tierra la ciudad de Nombre de Dios, pero un solitario centinela dio la alarma y acabo con la sorpresa. Drake reacciono dividiendo sus hombres y envío a la mitad por la retaguardia y con un gran despliegue de ruido penetro por el puerto.  En el choque Drake fue herido en una pierna, herida de la que le quedarían secuelas toda su vida. En ese mismo momento su hermano John apareció por la espalda de los defensores a los que sorprendió y obligo a retirarse a los bosques de los alrededores.

El golpe de suerte de Drake había sido magnifico, ya que en la casa del gobernador  encontró un tesoro de centenares de lingotes de plata.  La herida y el esfuerzo hicieron mella en Drake que se desmayó.  Sin jefe, los piratas huyeron de la ciudad para evitar el contraataque de los españoles.

Días después y con Drake recuperado,  los españoles buscaron la negociación.  Utilizando su estilo taimado, Drake  intento convencer al mensajero de que iban a recibir importantes refuerzos y que deberían entregarle la plata para evitar problemas. Al parecer, la añagaza no tuvo éxito ya que Drake dos días después ordenó la retirada y se embarcaron hacia la ciudad de Cartagena, donde se hicieron con un galeón anclado en la bahía cercana.  Era una hermosa nave, pero como no tenía hombres para dirigirla,  saco su capacidad para engañar a cualquiera, hizo que su carpintero dañase su navío más pequeño sin que nadie se diera cuenta,  y convenció a sus hombres de trasladarse a el nuevo barco.

Hasta septiembre, Drake no había tenido mucha suerte hasta ese momento, pero en ese momento cambio a su favor, ya que un grupo de negros renegados se unieron a él para luchar contra los españoles.  Gracias a ellos supo que en enero saldría una expedición para transportar la plata de Nombre de Dios. Escondidos en el golfo de Darién, los piratas sufrieron numerosas penalidades, (luchas con los españoles, indios y epidemias…) tanto es así que Drake perdió a sus dos hermanos.  De los setenta hombres iniciales de Drake ya solo quedaban treinta.

Pero el viento cambio de sentido,  cuando sus aliados renegados les informaron que la flota española iba a llegar a Nombre de Dios para recoger la plata almacenada. Partieron con los 24 negros renegados aliados y una semana después llegaron a los alrededores de la ciudad.  Drake coloco sus hombres a los dos lados del camino de acceso a la ciudad y se dispuso a esperar.  Las horas pasaban y tensaba los nervios de los marineros. La llegada de un solitario jinete hizo saltar los nervios de algunos marineros lo que permitió descubrirlos al jinete, que partió raudo para avisar a los españoles que rápidamente se pusieron a buen recaudo.

De nuevo se escapa el tesoro de entre los dedos de Drake.  Pero, hombre persistente, dejo a los negros cimarrones (renegados) vigilando las acciones de los españoles y abandono la zona.

Deambulo hasta el mes de marzo. En esos meses incorporo a su grupo a unos piratas franceses.  En marzo los cimarrones le avisaron que los españoles se ponían en marcha con la plata. Los piratas se emboscaron y atacaron la columna española.  EL tesoro capturado fue inmenso, cien mil pesos de oro y quince toneladas de plata.  Tal cantidad de plata no se podía transportar fácilmente por lo que decidió enterrarla  y escapar con el oro.  Los españoles contraatacaron y llegaron al lugar donde habían enterado la plata y la recuperaron.

Aun así, Drake estaba pletórico y para no tentar más a la suerte, decidió volver a Inglaterra.

La llegada a Plymouth en agosto de 1573 fue apoteósica. Drake se convirtió en un héroe nacional, aunque la reina Isabel estaba temerosa de irritar a España.

En 1575 Drake se presentó ante su reina y le propuso una increíble oferta: cruzar el peligrosísimo  Estrecho de Magallanes para cruzar al Pacifico y atacar las indefensas ciudades españolas. Deslumbrada por el éxito anterior la reina Isabel aportó personalmente a la expedición mil  coronas. Drake consiguió de otros inversores cuatro mil libras.

La expedición partió el 15 de noviembre de 1577 con los navíos Pelican de cien toneladas, el Elizabeth de ochenta toneladas, el Marygold  de treinta toneladas, el Swan , el Benedict y la pinaza Christopher. Siguiendo el recorrido habitual llegaron a Cabo Verde donde capturaron un mercante portugués al que dieron el nombre de Mary. La tripulación estaba compuesta por ciento sesenta y ocho marineros y algunos caballeros “aventureros” sin experiencia marítima.

Entre ellos estaba Thomas Doughty que en desde el principio empezó a mostrar una importante rivalidad con Drake sembrando rumores y atacándolo entre la tripulación.

Una travesía muy larga y el constante trabajo de zapa de Dougthy fueron subiendo la temperatura del ánimo de la tripulación. Se fraguaba un motín.  Drake tomo el toro por los cuernos y organizo un juicio contra Dougthy  con un jurado formado por marineros, que terminaron por condenarlo a muerte.  Trasladado a tierra, Dougthy fue decapitado.

Esto no fue del agrado de todos por lo que entre deserciones y desguaces de barcos, Drake se quedó solo con los barcos Pelican, Marygold y Elizabeth para cruzar el peligrosísimo Estrecho de Magallanes.  Para subir la moral de los marinos ante tan ardua tarea, Drake cambio el nombre de la nave Pelican por Golden Hind (cierva dorada) símbolo de buena suerte.

El intento de cruce fue un infierno helado de tormentas y temperaturas bajísimas que duró más de dos semanas.  Solo el Golden Hind logro cruzar, el Elizabeth tuvo que dar la vuelta y el Marygold se perdió ente las olas.

El barco estaba solo, pero ahora todas las indefensas ciudades del Pacifico estaban a su alcance.  Comenzó en Valparaíso capturando un mercante con un cargamento de oro en polvo. Aunque las ciudades de La Serena, Coquimbo y Copiapo le rechazaron pudo entrar en la desprevenida El Callao. El Virrey del Perú, aunque gravemente enfermo tomo el mando y organizo una fuerza para defender El Callao.  Drake no se atrevió a enfrentarse y  le obligó a retirarse.

Un golpe de suerte le llevo a cruzarse con el galeón Nuestra Señora de la Concepción con un fabuloso tesoro de cuatrocientos mil pesos de oro. El capitán del galeón, creyendo que el pirata era un barco amigo por lo que le dejo acercarse para terminar siendo abordado.

Después de esto asalto el puerto de mejicano de Hualtrilvo y se acercó hasta California.

Los españoles no se quedaron quietos y organizaron una flota , esperando que Drake volviera al Estrecho de Magallanes, pero este tenía otra idea , que era  cruzar el Océano Pacifico y doblar el Cabo de Buena Esperanza, subir por la costa africana y llegar a Inglaterra.

En efecto, cruzo las Marianas, las Molucas, Timor y Mindanao.  El 26 de septiembre de 1580 llego a Inglaterra donde fue recibido de la forma más apoteósica posible.

A pesar de las protestas españolas por las depredaciones  de Drake la soberana inglesa le nombró caballero en su propio barco.

Drake era un héroe nacional, y cuando en 1585 le solicito a la reina apoyo para otra expedición le entrego incluso dos navíos de guerra de la armada real, el Bonaventure y el Arot.  Los armadores privados le financiaron  otro galeón el Leicester y otras veinte naves más. El total de hombres embarcados era de más de dos mil quinientos filibusteros.

La flota pirata partió el 24 de septiembre de ese mismo año. No fue necesario llegar a la costa americana ni a la africana.  Directamente empezó a realizar razias en la costa gallega, quemando iglesias en las villas de la costa.  De allí paso a las Canarias, con un rumbo afortunado, ya que esquivo la flota que española que dirigía el Marqués de Santa Cruz que había salido  en su persecución.  En un principio se dirigió a  Santa Cruz, pero la ciudad se preparó rápidamente por lo que prudentemente se retiró. Lo mismo ocurrió en Gran Canaria.

Ofuscado, retornó a Santa Cruz  donde fue recibido a cañonazos y fue herido el propio Drake. Aun así intento un desembarco que resulto un desastre.  Después de la retirada se lanzó sobre La Gomera donde también fue rechazado. Sus hombres empezaron a negarse a cumplir sus órdenes, por lo que decidió dirigirse a las costas americanas.

Se lanzó sobre la ciudad de Santo Domingo el 10 de enero de 1586, desembarcando  seiscientos hombres para atacar  la retaguardia de la ciudad mientras sus barcos distraían a los defensores. El plan salió a la perfección e hizo huir a los defensores a la selva.  Drake ocupo la ciudad y amenazo con destruirla si no le pagaban cuatrocientos mil pesos. Al no poder hacer frente al chantaje, Drake empezó por quemar las edificaciones una tras otra.  Magnificas casas de piedra ardieron cada mañana, y llegaron a consumirse entre las llamas casi 300 edificios con sus contenidos y documentos.  Termino por aceptar veinticinco mil ducados para marchar a Cartagena de Indias.  El gobernador de Cartagena, avisado de las andanzas del pirata preparó la defensa con lo que tenía, jinetes, piqueros, arcabuceros e indios flecheros.

El 19 de enero de 1586 la flota de Drake se acercó a Cartagena con sus banderas negras al viento. Replico el mismo plan de Santo Domingo, desembarcando seiscientos hombres para atacar por la retaguardia, pero allí se encontraron con las tropas del gobernador. Cuatrocientos piratas quedaron en el terreno, y todo parecía perdido para Drake y sus hombres, cuando los indios flecheros se retiraron y dejaron un enorme agujero en el frente de batalla español.  Los piratas se lanzaron por eso hueco para arrasar las defensas de los españoles y apoderarse de la ciudad y saquearla.  Repitiendo el método de Santo Domingo exigió cuatrocientos mil ducados y comenzó a prender fuego a los edificios para presionar a sus habitantes.  Termino accediendo a la entrega de ciento ocho mil ducados.

Continuó su rapiña  hacia La Habana donde, ante la preparada defensa que realizo el gobernador desistió de su ataque y se dirigió hacia Virginia, donde un año antes se había intentado fundar una colonia.  La colonia era un infierno de penalidades y enfermedades, además de los ataques de los nativos. Recogió a los que aún seguían vivos y partió para Inglaterra.

El recibimiento no fue muy entusiasta, ya que los resultados de la rapiña fueron mucho menos beneficiosa de lo esperado. Este resultado le marco a partir de entonces y su suerte fue declinando.

Los años siguientes no quiso acercarse a las costas americanas, pero si a las españolas, que atacaba a pesar del tratado de paz entre Inglaterra y España.  Incluso en el ataque de la Gran Armada a Inglaterra, su principal objetivo fue capturar un galeón que, suponía, tenía un importante botín.

Pero en 1589 fue fuertemente derrotado en un nuevo ataque a las costas españolas, primero en La Coruña y después en Lisboa, perdiendo miles de hombres en la operación.

Hombre tozudo, organizó una nueva expedición con John Hawkins contra Puerto Rico.  Con una fuerte enemistad entre ellos, la operación no podía salir bien.  Comenzó atacando las Canarias donde son derrotados contundentemente.  En Puerto Rico se estrelló contra sus defensas, mientras que Hawkins moría por unas fiebres.  Después del desastre marcho hacia Nombre de Dios pensando en repetir su éxito anterior, pero se encontró la ciudad desmantelada. Furioso y desesperado, ordeno pegarle fuego a la ciudad vacía.  La situación fue a peor ya que una epidemia de disentería se cebó en sus hombres.  El 23 de enero de 1596 el pirata ya no pudo salir de su camarote debido a las fiebres. El 27 deliraba y en un momento de lucidez ordeno  que le vistieran con su armadura de gala. El 28 murió  con cincuenta y cinco años siendo encerrado en un ataúd de plomo y colocado en el barco Defiance.  Como a un líder vikingo  se abandonó el barco y se le pego fuego.

Este fue el final de un hombre audaz, pero también  un pirata sin escrúpulos.

El caso de las culturas anglosajonas es especialmente destacado.  Si comenzamos con fechas cercanas es curioso ver como errores, desastres o derrotas se pueden transmutar  en narraciones de acciones brillantes,  heroicas y bien intencionadas, como por ejemplo, pueden ser las películas de las guerras de Oriente Medio, la derrota del Vietnam, y la Segunda Guerra Mundial.  Saber convertir un grupo de  pobres y en general sucios cuidadores de ganado en héroes del “Lejano Oeste” o una unidad de caballería fronteriza bastante floja en “Centauros del Desierto” tiene mucho mérito.

Sin embargo, si vemos el recorrido histórico de estas naciones, nos daremos cuenta que su capacidad de “dorar” su historia ya viene de muy lejos.

En nuestro caso vamos a centrarnos en los “Perros de la Reina”, es decir los conocidos como piratas, corsarios o bucaneros ingleses. Estos tres tipos de personajes no realizaban la misma función, pero gracias al lavado de cara realizado por la cultura anglosajona nos los presentan como hombres libres, amantes del mar, con una capacidad especial para luchar por la libertad y contra los tiranos,  (adivinad quien es el tirano) y  en muchos casos al servicio a su país,  en vez de lo que histórica y objetivamente solían ser; ladrones sin escrúpulos, violentos y en muchos casos, sádicos personajes que atacaban a los más débiles y pobres, dispuestos a enriquecerse sin reparo ninguno con el dolor de los demás.  Estos personajes se  enaltecieron culturalmente gracias a que realizaron un acercamiento al poder en estos países anglosajones y a que se  convirtieron en útiles instrumentos de esos poderes. No solo se convierten en “luchadores de la libertad” si no también que sus éxitos se transmutan  en aventuras heroicas  de proporciones mucho mayores que la realidad muestra.  La idea de que un grupo de bandoleros pudiera hacer temblar a un imperio es ciertamente extraña para nosotros, pero muy asumida en sus países natales.

Después de esta introducción entenderemos mejor la historia y leyenda de ciertos personajes, y nos sorprenderemos más de lo que nos intentan vender los medios de comunicación.

Comenzaremos con el que se puede considerar el precursor de estos personajes, JOHN HAWKINS

 

 

John Hawkins

 

La piratería en los virreinatos españoles siempre había existido de una forma muy limitada. Franceses, y holandeses habían hecho sus pinitos en estos lares,  pero hasta 1560 no se puede considerar  como una operación organizada. Es a partir de esa fecha cuando los burgueses con capital suficiente se alían a los escasos piratas británicos. Las fuerzas navales británicas en aquellos tiempos eran bastante menores de lo que muchos presuponen y en ningún caso la corona británica podía permitirse el lujo de arriesgar su flota en frentes internacionales.

Esta asociación de armadores y piratas fue muy útil para la reina Isabel de Inglaterra, una buena herramienta para incordiar a su más terrible enemigo, el Imperio Español, y ya de paso conseguir unos buenos ingresos.

John Hawkins nació en Pymouth en  una familia de armadores. Su padre ya era un turbio negrero y contrabandista, con lo que sus dos hijos siguieron sus pasos. Ya en 1557  asaltaban navíos  franceses por la guerra con aquel país. Al firmarse la paz en 1559 sus actividades de corso tuvo que cesar y regresar al aburrido negocio de la familia.  Hombre inquieto, decidió buscar nuevos horizontes y con uno de sus barcos capturados se puso en dirección a las Indias a través de Canarias. Por influencia del futuro pirata John Lowell cambio su opinión y rumbo hacia el negocio de la trata de negros.  En Inglaterra había conseguido fondos de otros comerciantes y preparó una expedición a la costa de Guinea.

Con una tripulación de cien hombres y tres barcos partió hacia aguas africanas, pero su alma pirata ya estaba funcionando, y en vez de realizar el (siempre horrible) trabajo de negrero, se lanzó sobre los barcos que realizaban esta función para asaltarles. De esta manera  llenaba sus bodegas de esclavos. El negocio era redondo. Sin costo alguno conseguía llenar sus bodegas, por lo que toda venta seria beneficio.

En 1563 desde las costas de África partió hacia las costas de La Española donde, con la excusa de reparaciones y aguadas intento atracar en el puerto de Cabo Isabela. La venta de esclavos estaba muy restringida y con unos impuestos muy altos, por lo que era muy difícil la venta.  El gobernador negó el permiso de venta. Pero Hawkins decidió pagar los impuestos, ya que aun así el negocio era muy bueno. Aprovecho que vaciaba el barco para con los beneficios llenarlo de una curiosa planta tropical llamada combre, con la que volvió a Inglaterra.

El éxito de la expedición y la habilidad de Hawkins para exagerar ese éxito llamo mucho la atención a nuevos armadores y comerciantes. Incluso la reina se interesó con el objetivo de establecer colonias en tierras americanas. Tanto le intereso a Isabel I la idea que entrego su más importante navío, el Jesus de Lucbeck , un monstruo de setecientas toneladas construido en la ciudad alemana de Lucbeck .  Esto fue el comienzo de la colaboración entre la reina y los profesionales de la piratería.

Reclutó tres navíos más y con ellos partió hacia África, más concretamente a las costas de Guinea donde con el mismo procedimiento que en el viaje anterior se hizo con cuatrocientos esclavos, y de allí partió hacia el puerto de Borburata , en tierras americanas, y repitió la misma “técnica” que en el viaje anterior. En este caso enseño musculo y para reforzar sus “argumentos” bombardeo la ciudad. Ante lo que el gobernador no pudo resistirse. La venta de los esclavos le reportaron más de doce mil pesos.

De allí partió hacia CuraÇao, donde secuestro al gobernador según subió a su barco, y exigió un cuantioso rescate en materias primas (piezas de cuero).  Para desgracia de los habitantes, estos no podían pagar esa cantidad por lo que después de que Hawkins recibiera lo que le entregaron,  los piratas mataron todo el ganado de los lugareños.

De allí repitieron la operación en Rio del Hacha  y de allí intentaron hacerlo otra vez con Cartagena de Indias, pero el gobernador se resistió y los ingleses tuvieron que retirarse.

Después de este  fracaso, intento emboscar a la Flota de Indias  y al no conseguirlo puso rumbo para Inglaterra.

La entrada en Londres fue espectacular gracias a los notables beneficios de la expedición y la habilidad que tuvo en adornar sus “hazañas”.  Tan gran fama consiguió que la reina le nombró caballero.

En enero de 1567 con numerosos apoyos económicos, incluida una entusiasta reina, montó una nueva operación. Esta vez recibió dos navíos de la armada británica, el Jesus de Lucbeck y el Minion. En el Jesus embarcó una futura estrella de la piratería,  Francis Drake, además de armas sacadas de los arsenales reales. Los armadores permitieron fletar 5 buques más de diverso tonelaje.

En este caso, el comercio de esclavos pasaba a un segundo plano y el saqueo se convertía en una operación prioritaria. Otra misión especial ordenada por la reina era crear una colonia en tierras americanas.

Siguiendo la ruta y táctica habitual hacia las islas de Cabo Verde, se hicieron con cuatrocientos cincuenta esclavos y añadieron a la flota dos nuevos buques arrebatados a los portugueses.

Su llegada al Caribe fue muy satisfactoria para ellos en Isla Margarita y Bourbata,  pero cuando junto con Drake puso rumbo a Riohacha se encontró con los españoles preparados para defenderse.  Gracias a un ataque por tierra pudieron tomar la ciudad.

Su siguiente objetivo fue Cartagena de Indias, una espina clavada en el honor de Hawkins, ya que en el viaje anterior se le resistió. El gobernador D. Martin de Alas, que ya se había enfrentado a él, siguió resistiéndole.  A pesar de su escasa capacidad artillera, y gracias a una estrategia de artillería móvil consiguió resistir, y tras ocho días de duro asedio Hawkins tuvo que retirarse jurando que la próxima vez destruiría la ciudad.

Aunque su idea era retornar a Inglaterra, una tempestad averió sus barcos por lo que se dirigió al puerto de Veracruz para realizar reparaciones. La ciudad esperaba al nuevo gobernador por lo que se confundió la flota inglesa con la del nuevo gobernador. Hawkins tomo como rehenes al comité de recepción y forzó la entrega de las fortificaciones, en preparación del asalto de la futura llegada de la Flota de Indias.

Uno de los oficiales, Antonio Delgadillo se la jugó  enviando secretamente correos a las caravanas de la plata y bajeles a la Flota de Indias para avisarles de la situación. Don  Francisco de Luján, el general al mando de la flota se arriesgó, y con gran audacia paso delante de la flota inglesa y atraco en el puerto, descargando rápidamente. En un hábil golpe de mano nocturno  D. Francisco de Luján, tomo al abordaje el Jesus de Lucbeck. Al amanecer comenzó la batalla y gracias a un asalto español a las fortificaciones que habían tomado los ingleses las tornas se giraron hacia el bando hispano. El resultado fue de la perdida inglesa del Jesus de Lucbeck y el hundimiento de otros tres  navíos de la flota inglesa.  Con este desastre Francis Drake huyo en un navío abandonando a su suerte a Hawkins. Este hecho marco un odio eterno entre ambos piratas.

Hawkins logro escapar con vida aunque con solo dos embarcaciones, para enfrentarse a un motín de su tripulación. Los amotinados le abandonaron y desembarcaron en la isla de Tampico, donde posteriormente morirían la mayoría a manos de los indígenas.

El regreso a Inglaterra fue terrible, sin agua ni alimentos. Consiguieron llegar a  Vigo, donde los habitantes, desconocedores de sus fechorías, les socorrieron.  La llegada a Inglaterra en 1569 fue de todo menos triunfal. Los armadores se arruinaron y la monarquía  británica quedó humillada por la pérdida de armas y naves.

Especialistas en embaucar, tanto Drake como Hawkins cambiaron toda la historia para acusar a los españoles de traidores  y generar la indignación del pueblo británico.  Incluso Drake llego a exigir una supuesta deuda de los españoles, a los que reclamaba una autentica fortuna por el oro no robado en Veracruz.

En 1595  la reina Isabel reclamó de nuevo los servicios de Hawkins  para montar la mayor operación de corso realizada hasta entonces.  El plan era de Drake pero la reina obligo a que Hawkins dirigiera la operación, a pesar de su conocida enemistad. La flota partió de Plymouth, con dos barcos completamente nuevos de la armada británica además de 26 navíos más.  Más de mil quinientos marinos y tres mil hombres de armas  formaban la mayor flota pirata conocida hasta entonces.

La flota se hizo a al mar en 1597. Desde el principio surgieron las diferencias entre Hawkins y Drake  por el trayecto. Drake quería atacar las Islas Canarias a lo que se oponía Hawkins.  Drake tomo el control y se lanzaron contra el puerto de Las Palmas al que cogió totalmente por sorpresa. Reunida rápidamente la defensa, se enfrentaron a un enemigo que desembarcaba en 27 lanchas de desembarco y el apoyo de la artillería de los navíos y con una absoluta seguridad de victoria.  Sin embargo, utilizando una artillería muy móvil, el gobernador de la plaza consiguió eliminar cuatro lanchas de desembarco y dañando seriamente 5 navíos.

Drake reconoció su error y ordeno la retirada para atacar otros puntos de la isla donde también fue rechazado. Gracias a unos prisioneros ingleses capturados se supo las intenciones de ataque a Panamá por parte inglesa. Inmediatamente se enviaron correos de aviso a las Indias.

Antes de dirigirse a Panamá, decidió capturar un navío de la Flota de Indias, La Capitana de Tierra Firme, que desarbolada por una tempestad estaba refugiada en Puerto Rico con un cargamento de dos millones de pesos.  Pero lo que no sabía es que los españoles habían enviado una flotilla de 5 fragatas para ayudar  a La Capitana.

Así, al llegar a Puerto Rico los piratas se encontraron una ciudad preparada para la defensa, la entrada del puerto bloqueada y una línea de fragatas desplegadas lista para abrir fuego. Nada más aparecer los ingleses, fueron recibidos con una andanada que casi mata a Drake en su comedor mientras almorzaba con sus oficiales, a los que si mato.  Los piratas diseñaron un plan para un ataque nocturno por tierra  y de flanqueo. Se  situaron  junto a las fragatas, consiguiendo incendiar varias de ellas.  Los españoles acudieron a la defensa y solo perdieron una de las fragatas por el fuego. Pero este mismo fuego iluminó el escenario de combate y revelo la posición de los piratas. Cañones y mosquetes hicieron una carnicería con los piratas.  Murieron más de cuatrocientos piratas. El resto retrocedió  a sus naves.  El tozudo Drake planteo otro asalto al día siguiente, que fue nuevamente rechazado.

En medio de esta debacle John Hawkins enfermaba seriamente, y moría de fiebres, siendo abandonado su cuerpo en la isla.

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